Está claro que el planeta se degrada, y que nosotros aportamos al proceso. La mayoría de nosotros, irresponsables respecto al efecto que causamos; desentendernos es la primera contribución al proceso.

Sin embargo, hay excepciones, grupos, gente concientizadas, no sólo piensa en el futuro, sino que se prepara.

La ciudad de Cali en Colombia vivirá uno de los desafíos más interesante para llevar el rescate del planeta a la vida cotidiana, con el desafío de levantar el factor de sostenibilidad a un barrio entero, si se puede a una ciudad.

La misión estará concentrada en 16 equipos de personas que aportarán soluciones para adaptarse a condiciones naturales, climáticas y que además aporte a la recuperación del planeta.

La energía que se utilizará, la solar, deberá proveer a un barrio completo, el barrio verde, e impulsará condiciones de rehabilitación del medio ambiente.

La idea debe incluir autogestión y construcción, sustentabilidad implica que las condiciones de mantenimiento, sobre todo sus recursos, deben ser provistos por el mismo proyecto.

El desafío incluye respetar las tradiciones latinoamericana, arquitectura sostenible y construcciones que se puedan acomodar a condiciones adversas, como el tiempo, el clima, e incluso el modo de vida de sus habitantes.

La elección de la ciudad de Cali implica aspectos particulares, el clima cálido, la humedad, lo que condicionará la construcción en aspectos de mantenimiento, de temperatura.

Uno de los problemas que ha generado nuestra forma de vida actual,  la destrucción de  la capa de ozono es el uso indiscriminado de los aparatos de refrigeración. Cualquier idea que neutralice este aspecto y logre refrigerar viviendas será de gran valor.

La propuesta es encontrar una solución que contemple edificación, protección de ambiente, recursos energéticos incluidos, mantenimiento sin vulnerar el propósito del proyecto.

El proyecto incluye tener en cuenta que las viviendas podrán pasar de una generación a otra, durabilidad y fácil mantenimiento, y tener la habilidad de acomodarse a nuevos usos. El siglo presente ha sorprendido a la vieja arquitectura con nuevos usos, como el trabajo en casa, necesidades energéticas para la tecnología que a las construcciones antiguas les ha costado asumir.

Privacidad y conexión entre sí, a la vez, espacios configurados para el confort, entretenimiento, vida en común, naturaleza, transporte, control de ruidos, son algunas de las variables que el proyecto tendrá que solucionar.

Este tipo de proyecto ya se ha lanzado en España, pero la diferencia está en el desafío del clima, la humedad de los países latinoamericanos aporta un problema importante en el consumo de energía, refrigerar espacios en forma natural siempre ha sido el desafío de los arquitectos.

El desafío tendrá que resolverse en un año, en que los equipos tendrán que utilizar todos los conocimientos al alcance y explicar la forma de conseguir los recursos para el desarrollo, además de incluir el propio mantenimiento.

Será un proyecto piloto que se espera sea un ejemplo para el resto del planeta.